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Chipre: UN PAÍS TODAVÍA DIVIDIDO

 

 

UNA HISTORIA DE INTERVENCIONES EXTRANJERAS, MILITARIZACIÓN Y NACIONALISMO

cpr division cyprusLA MANIFESTACIÓN MULTIFACÉTICA DEL IMPERIALISMO EN CHIPRE

  • Situado en la encrucijada de tres continentes (Asia, África y Europa), Chipre ha tenido que soportar, desde épocas inmemoriales, a un sinfín de ocupantes, colonos e invasores extranjeros. Fue conquistada por los hititas, los fenicios, los asirios, los egipcios, los persas, los romanos, los bizantinos, los francos, los venecianos y los otomanos. Desde 1878 hasta 1960, estuvo atada al poder colonial británico.
  • Las potencias imperialistas del siglo XX, EE.UU., Gran Bretaña y la OTAN han intentado convertir a Chipre en un “portaaviones insumergible” en el mar Mediterráneo (con la presencia de bases militares británicas desde 1960, la ocupación turca desde 1974) como parte de sus planes destinados a concebir un “Nuevo Oriente Medio”.
  • El atezamiento del conflicto étnico en suelo chipriota entre greco-chipriotas y turco-chipriotas por parte de las potencias imperialistas y sus asociados locales allanó el camino para la intervención militar turca de 1974.
  • Durante los últimos 42 años, la República de Chipre ha estado sometida a la ocupación militar ilegal del 37% de su territorio por Turquía.

 

A expensas de la libertad de todos sus habitantes, de su soberanía e integridad territorial, la República de Chipre ha sido continuamente utilizada por las potencias imperialistas como una herramienta más para ejecutar la completa reorganización estratégica del Mediterráneo Oriental y la región del Oriente Medio, mediante el rediseño de las fronteras, las intervenciones extranjeras en los asuntos internos de los Estados, el derrocamiento de gobiernos “no-amigos” y el atezamiento de conflictos religiosos y étnicos.

 

DESDE EL COLONIALISMO BRITÁNICO HASTA LA INDEPENDENCIA.

BAJO GARANTÍAS EXTRANJERAS HEGEMÓNICAS Y UNA CONSTITUCIÓN ÉTNICAMENTE DIVISIONISTA

La tiranía colonialista británica vino a completar la represión ejercida contra las clases trabajadoras por la burguesía local. El Partido Comunista de Chipre (PCC) fue fundado en 1926 y tenía como objetivo primordial la lucha contra la explotación y por la liberación del colonialismo británico usando la vía de un amplio frente unitario de fuerzas anticolonialistas de los greco-chipriotas y los turco-chipriotas.  Fue en 1941 cuando se fundó AKEL – el sucesor del PCC – para encabezar las luchas políticas de masas por la libertad.

 

La lucha anticolonial creció gradualmente con la incorporación creciente de las masas populares. Durante esos años los chipriotas luchaban por su propia independencia. No obstante, y simultáneamente, lucharon codo a codo con sus hermanos de España en defensa de la democracia y se sumaron a la lucha de la humanidad entera contra el fascismo de Hitler, comprendiendo que aquellas luchas también eran parte de su propio combate por el derecho a la autodeterminación.

La década posterior, de 1945 a 1955, fue un período de duras e intensas luchas antiimperialistas y anticolonialistas, que exigían el derecho a la autodeterminación y a mayores libertades políticas para nuestro pueblo. Al mismo tiempo, esos fueron años de una intensa lucha de clases.

En 1955, la lucha anticolonial asumió la forma de lucha armada. Nuestra organización, AKEL, era partidaria de la lucha política de masas. Sin embargo, a pesar del heroico sacrificio personal de muchos jóvenes chipriotas, la lucha armada arrastró el Problema Chipriota a peligrosos estancamientos, los que fueron explotados por el imperialismo británico que pugnaba por una solución que sirviera a sus propios intereses.

Bajo la amenaza de una partición o incluso la ocupación completa del territorio de Chipre por Turquía, los británicos impusieron los Acuerdos de Zurich-London.  Estos acuerdos atrincheraron en la isla la presencia de las tropas foráneas, las bases militares británicas e  impusieron una constitución que erosionaba la coexistencia normal de las dos comunidades. El carácter étnicamente disgregador de la  Constitucion facilitó la propagación del conflicto étnico en  Chipre, del que se aprovecharon los intereses extranjeros. Tales acuerdos fueron sellados con el anacrónico Tratado de Garantía, que sometía a la República de Chipre al control hegemónico de las tres potencias garantes, es decir Gran Bretagna, Turquía y Grecia.

Las ambiciones expansionistas de Ankara (Turquía) y los planes de la OTAN de convertir a Chipre en un portaaviones insumergible de dicha alianza en el Mediterráneo oriental, hicieron peligrar la existencia misma de la joven e independiente República de Chipre.

Dentro del país, había fuerzas no insignificantes, tanto en  el seno de la comunidad greco-chipriota como de la turco-chipriota, que no creían en la independencia. La consideraban una fase de transición, unos hacia la ENOSIS (unión con Grecia), y otros hacia un TAXIM (partición). Después del conflicto intercomunal de diciembre de 1963, Chipre se embarcó en una lucha por su supervivencia.

Los años 1964 – 1974 constituyeron un decenio de luchas por la defensa de la independencia y la unidad de la República de Chipre. Connotados centros decisorios extranjeros se propusieron socavar la República de Chipre desde el interior. Colaboradores proclives a estos planes fueron la extrema derecha local y la junta militar de Atenas. Se desencadenaron complots para derribar violentamente a Makarios, mientras que la organización ilegal y fascista EOKA-B desataba una orgía de terrorismo mediante el asesinato y secuestro de ciudadanos democráticos, ataques con bombas en contra de sedes policiales, etc.

LA INVASIÓN TURCA DE 1974 Y LA OCUPACIÓN  ILEGAL DE CHIPRE HASTA NUESTROS DÍAS

Desafortunadamente, la heroica resistencia de las fuerzas democráticas no consiguió detener los tanques que se pusieron en marcha el día 15 de julio de 1974 y que seguían las órdenes de la junta militar griega y de los centros de decisión transatlánticos.

El Golpe de Estado fascista fue seguido por la invasión turca cinco días después, el 20 de julio de 1974. No obstante el argumento de Turquía de que ésta llevó a cabo una intervención dentro del marco del Tratado de Garantía, su intervención no fue nada menos que un acto ilegal de agresión. Hasta el día de hoy, el 37% del territorio de Chipre sigue ocupado por 40.000 soldados turcos y se mantiene a unos 170.000 ciudadanos, es decir, un tercio de su población, viviendo en condición de refugiados. Alrededor de 40.000 turco-chipriotas fueron obligados por Turquía a trasladarse a la parte septentrional de la isla, completando así la segregación. La violación de las libertades fundamentales y de los derechos humanos no ha cesado. Persiste el intento de alterar la estructura demográfica de la isla mediante asentamientos masivos de ciudadanos turcos en las áreas ocupadas, cuyas proporciones, según las estimaciones actuales, excederían con creces las cifras demográficas de la población turco-chipriota en las zonas ocupadas. Paralelamente, la usurpación ilegal de las propiedades greco-chipriotas en las zonas ocupadas hace que ésta sea una cuestión candente y sumamente controvertida para la búsqueda de cualquier tipo de solución.

El conflicto intercomunal de 1963-64 y la invasión turca de 1974 dejaron un corolario de unos 2000 desaparecidos entre greco-chipriotas y turco-chipriotas. En los años recientes se registró un avance con el Comité sobre Personas Desaparecidas. Ambas comunidades siguen  trabajando mancomunadamente en la recolección de datos sobre el destino de las personas desaparecidas y se están realizando exhumaciones y análisis de ADN. Ello permite que las familias gradualmente rindan tributo y ofrezcan un descanso a sus seres queridos y comiencen la cicatrización de estas profundas heridas.

EL PROCESO DE PAZ DE CHIPRE

Desde 1974, la ONU ha tratado de facilitar la solución del Problema Chipriota. Numerosas son sus resoluciones que exhortan a retirar las tropas y colonos turcos y a  restablecer la soberanía e integridad territorial de la República de Chipre, como también a respetar los derechos inalienables de los refugiados a retornar a sus hogares y a usufructuar pacíficamente de sus propiedades. El Acuerdo de Alto Nivel Makarios–Denktash de 1977 y el Acuerdo de Alto Nivel Kyprianou–Denktash de 1979, entonces líderes de ambas comunidades, prevén que la República de Chipre pase de ser un Estado unitario a una federación bicomunal, bizonal con igualdad política, tal y como se establece en las resoluciones del Consejo de Seguridad, con dos regiones, cada una de las cuales será administrada por la comunidad respectiva. Esos mismos acuerdos prevén la desmilitarizacion de la República de Chipre y el respeto de las libertades fundamentales y los derechos humanos de todos los chipriotas. Sin embargo, estos Acuerdos nunca han sido aplicados debido a la intransigencia de Turquía y a su insistencia en una solución que le permita perpetuar su presencia y sus intereses en la isla. 

 LA FASE ACTUAL DE LAS NEGOCIACIONES

El último proceso de paz conoció tres fases distintivas principales: el período cuando Demetris Christofias ejercía el liderazgo de la comunidad greco-chipriota; el período que siguió a la elección, en 2013, del presidente de derechas Nicos Anastasiades, que culminó en la fallida Conferencia de Crans Montana sobre Chipre, en julio de 2017; y sus consecuencias que suplican una respuesta a la siguiente interrogante: “¿Y ahora qué?”

 

  • Durante la gobernanza de AKEL con Demetris Christofias (2008- 2013)

Como resultado de las políticas e iniciativas emprendidas por el ex-presidente de la República de Chipre, cro. Demetris Christofias, fue posible iniciar negociaciones sustantivas entre los líderes de ambas comunidades de Chipre, con fecha 3 de septiembre de 2008. Las negociaciones entre Demetris Christofias y el ex-líder turco-chipriota, Mehmet Ali Talat, se extendieron por casi un año y medio. Durante este período se alcanzaron  convergencias importantes sobre algunos capítulos tales como la Gobernanza y el reparto del poder, la Economía y los asuntos relativos a la UE. Sin embargo, perduraron desacuerdos significativos relacionados con aspectos cruciales, especialmente en los capítulos relativos a la Seguridad y las Garantías, los temas de la propiedad, los colonos y el territorio.

En abril de 2010 tuvo lugar un acontecimiento muy negativo con la elección del político nacionalista y de extrema derecha, Dervish Eroglu, como la máxima autoridad de la comunidad turco-chipriota. Su elección generó todavía más obstáculos en la senda de los esfuerzos destinados a encontrar una solución al Problema Chipriota, a la vez que sus posiciones se inclinaban hacia la solución de dos Estados o partición. Y todavía peor, Eroglu renunció a las convergencias.

  • Después de la elección del derechista Nicos Anastasiades en 2013

El cambio ocurrido en la Presidencia de Chipre, en febrero de 2013, no fue seguido por una rápida y ordenada reanudación de las negociaciones. La insistencia de Anastasiades en recomenzar las negociaciones a partir de cero y no desde el nivel establecido por las convergencias previas, demostró ser sumamente problemática. Su posicionamiento, sin por ello excluir la responsabilidad de Eroglu, constituyó un factor que complicó aún más el estado de cosas. En fin, se desperdiciaron innecesariamente doce meses en las labores de redacción de una nueva declaración conjunta, que fue publicada en febrero de 2014 y que remplazó las Declaraciones Conjuntas de 2008 suscritas por Christofias-Talat, a pesar de que éstas ofrecían un marco más positivo y más profundo.

En el otoño (europeo) de 2014 se produjo el secuestro de la reanudación de las negociaciones, cuando Turquía emitió un mensaje NAVTEX (del inglés NAVigational TEXt) mediante el cual “se atribuía” ilegalmente una vasta área dentro de la región meridional de la Zona Económica Exclusiva (EEZ) de la República de Chipre, casi adyacente con el mar territorial de la República de Chipre. Esto equivale a un atropello flagrante del Derecho Internacional y de los derechos soberanos de la República de Chipre, lo que justificó la suspensión de las negociaciones de la comunidad greco-chipriota. La cancelación del mensaje NAVTEX por

Turquía y el ascenso, en abril de 2015, al liderazgo de la comunidad turco-chipriota de Mustafa Akinci, un reconocido político turco-chipriota pro-solucionista y progresista, reavivó las esperanzas de un renacimiento del proceso de paz. Su compromiso de recomenzar las negociaciones desde la fase que éstas habían alcanzado con Christofias-Talat, infundieron esperanzas respecto del futuro de las conversaciones directas que se reiniciaban. Sin embargo, durante más de un año el proceso conoció fases regresivas. Desde junio de 2016 en adelante, las negociaciones se intensificaron. No obstante persistir problemas de gran calado, particularmente alrededor de los temas de la propiedad y el territorio, ambos líderes estaban comprometidos con el proceso.

En noviembre de 2016, a la luz del lento progreso de los temas centrales pendientes, la parte turco-chipriota abandonó su prolongada renuencia a discutir sobre la cuestión territorial conjuntamente con el capítulo sobre seguridad en la fase final; y teniendo en cuenta que se había alcanzado una conclusión sobre todos los otros capítulos. Akinci aceptó discutir sobre la cuestión territorial sin una solución previa de los demás capítulos, algunos de los cuales fueron atendidos en Mont Peleran, Suiza. Sin embargo, en el preciso instante cuando se vislumbraba la posibilidad de convergencia sobre el porcentaje de territorio que permanecería bajo administración turco-chipriota, el presidente Anastasiades rompió este esfuerzo con razonamientos no convincentes. Desde ese momento, se inició una regresión constante que se vinculaba inevitablemente a las elecciones presidenciales de 2018. Volvió a fracasar una segunda ronda de conversaciones en Mont Peleran y bajo la amenaza de un colapso definitivo se acordó convocar una Conferencia sobre Chipre en Ginebra. AKEL sostenía una opinión contraria acerca de las posibilidades de obtener un resultado exitoso y también acerca de la composición de la propia Conferencia. No obstante, dado que esto fue decidido por ambos líderes y la ONU, AKEL volvió a dar su respaldo a este esfuerzo, aunque siempre con la precondición de salvaguardar la soberanía de la República de Chipre. Debido a la falta de preparación tanto de su formato como de sus contenidos, la primera fase de la Conferencia de Ginebra también fracasó. Con el propósito de evitar que el proceso de paz experimentara un derrumbe final, se acordó una tercera reunión de Mont Peleran, esta vez entre tecnócratas. La utilidad potencial de sus labores de pronto quedó vinculada a la aprobación por el Parlamento de un reglamento relativo a la conmemoración del Referéndum de 1950 sobre la Enosis (unión con Grecia) en las escuelas, asunto con un tinte negativo que afectó la actitud turco-chipriota para las negociaciones. Una vez más, AKEL aceptó la aprobación de alguna medida legislativa “correctiva”, para salvar el proceso. Pero, nuevamente, el presidente Anastasiades exacerbó el problema remitiendo la medida señalada a la Corte Suprema. Su propuesta de reiniciar las negociaciones no se hizo esperar, pero, al igual que ocasiones anteriores, ésta carecía de un enfoque constructivo.

En un intento final destinado a evitar el colapso del actual proceso de paz, a comienzos de junio, ambos líderes además del Secretario General de la ONU decidieron celebrar una segunda ronda de conversaciones directas en el contexto de la Conferencia de Chipre antes de finalizar ese mismo mes. En su informe, presentado al Consejo de Seguridad de la ONU, con fecha 28 septiembre de 2017, dos meses después del colapso de la Conferencia, el Secretario General de la ONU señalaba que las partes habían fallado en recorrer los últimos metros, con lo cual desperdiciaron una oportunidad histórica para el Problema Chipriota. En el mismo informe, él hace recordar su propuesta Marco planteada en Crans Montana dentro de la cual él describe los asuntos principales pendientes. En efecto, el Secretario General de la ONU exhorta a ambas comunidades a demostrar voluntad política para la reanudación de las negociaciones a partir del nivel que ellas alcanzaron en Crans Montana (convergencias, Marco de Guterres, mecanismo para la ejecución de la solución) siguiendo el mismo método de negociación simultánea, pero en “mesas” y formatos diferentes para los principales aspectos internos y externos pendientes. AKEL considera que ésta es la única senda que permite avanzar; incluso más, por primera vez en Crans Montana la ONU, la UE, Gran Bretaña y Grecia se han adherido expresamente a nuestra posición en favor del término del Tratado de Garantía y de cualquier supuesto derecho unilateral de intervención en la solución integral.

En última instancia, el Secretario General de la ONU no parece compartir el mismo razonamiento que el presidente Anastasiades para explicar el resultado negativo ni para las respectivas responsabilidades en este fracaso. Durante los meses que siguieron el colapso de la Conferencia aludida, AKEL mantuvo una actitud crítica frente a las gestiones del presidente Anastasiades en Crans Montana y a su falta de compromiso hacia la reanudación de las negociaciones en los meses posteriores. Hasta fechas recientes, cuando Akinci finalmente declaró su disposición a tomar la senda sugerida por el Secretario General de la ONU, el Presidente  también demoró el impasse recurriendo a una retórica negativa.

Ante la ausencia de un proceso de paz en marcha, la situación en el terreno muestra un deterioro ulterior por causa de las actividades ilegales de Turquía en la Zona Económica Exclusiva (EEZ) de la República de Chipre y la obstrucción de las planeadas operaciones de perforación de la empresa italiana ENI dentro de un espacio marítimo legalmente delimitado y autorizado.

En general, queda por verse si la visita programada del Enviado Especial de la ONU, Sra. Lute, marcará el colapso final de este larguísimo proceso de paz, con consecuencias para ambas comunidades de Chipre y cuyas dimensiones resultan impredecibles, o su reanudación. En esta coyuntura crucial, AKEL espera que ambos líderes hagan los máximos esfuerzos para mantener vivos el proceso y la perspectiva de una solución visible dentro del marco acordado.

Inevitablemente, los acontecimientos internos en el seno de las dos comunidades, la política interna y exterior de Turquía, como también las relaciones UE-Turquía y las políticas de otros actores internacionales siguen siendo factores clave permanentes que inciden en el futuro del proceso de paz de Chipre. No obstante, estamos firmemente convencidos de que sin una resolución del Problema Chipriota ninguna de las partes envueltas directamente, incluyendo a Turquía, ni tampoco los protagonistas implícitamente interesados, resultarán indemnes de los déficits del actual status quo y de su deterioro previsible.

LLAMADO A LA SOLIDARIDAD

La solidaridad de nuestros amigos, en la perspectiva del período crítico que se avecina, resulta más necesaria que nunca antes; por lo que recabamos su respaldo con todos los medios politicos disponibles a su alcance para con nuestra lucha por la reunificación de nuestro país y de nuestro pueblo.

LA POSICIÓN DE AKEL EN UNA PINCELADA

  • AKEL está luchando por una solución pacífica del Problema Chipriota dentro del marco de las Naciones Unidas a través de conversaciones bicomunales sustantivas.
  • El logro de una solución integral al más breve plazo es beneficiosa para nuestro pueblo, para nuestro país, para Turquía, para la región y la comunidad internacional en su conjunto.
  • Teniendo presente la experiencia negativa del pasado reciente, deben evitarse los cronogramas y arbitrajes agobiantes y la pertenencia del procedimiento debe seguir siendo chipriota. 
  • Un compromiso digno debe guardar conformidad con la Carta de la ONU, los principios del derecho internacional y los Acuerdos de Alto Nivel de 1977 y 1979. Este debe ajustarse al marco acordado para la realización de un Estado bicomunal, bizonal, federal con soberanía única, personalidad internacional única y ciudadanía única, tal y como se prescribe en numerosas resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
  • La solución integral deberá incluir: la retirada de las fuerzas de ocupación y colonos turcos, el restablecimiento de la unidad, la integridad territorial y la soberanía de la República de Chipre, el respeto a la independencia de Chipre, el respeto y restauración de las libertades y los derechos humanos de todos los chipriotas, incluyendo el derecho de todos los refugiados a retornar a sus hogares y propiedades.
  • Se respalda la reanudación de las negociaciones, a condición de que el marco acordado para la solución sea mutuamente respetado.
  • Con una gestión prudente, el hallazgo de gas natural dentro de la Zona Económica Exclusiva de la República de Chipre puede resultar favorable para la solución del problema. Considerando que la estabilidad es esencial para la explotación sin trabas de la riqueza natural, la solución del Problema Chipriota puede maximizar los beneficios respectivos tanto para los greco-chipriotas como para los turco-chipriotas, incluso para Turquía.
  • El reencuentro entre los greco-chipriotas y los turco-chipriotas constituye una precondición indispensable para hallar una solución y también para su viabilidad.

 

Departamento Internacional de AKEL

Agosto de 2018

 

 

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